martes, 24 de octubre de 2017

El espectro viviente

La diáspora rusa producida por la revolución de 1917 y la guerra civil motivaron la salida de algo más de un millón de personas que vivían en Rusia, entre las que se encontraba el joven soldado del ejército blanco llamada Gaito Gazdánov, nacido en 1903 en San Petersburgo, ciudad originaria también de otros conocidos exiliados del ámbito de las letras como Lou Andreas-Salomé, Vladimir Nabokov, An Ryad o Dimitri Merezhkovski.

Gazdánov, que se instaló en París en 1923, conoció diferentes y variopintos oficios que le sirvieron para una mejor entrada en la sociedad de acogida que aparece en la mayoría de sus obras literarias, pues también desarrolló una importante labor periodística; aunque en lo literario, escogió principalmente novelas y relatos. De su numerosa producción creativa hay que destacar en castellano algunas de sus mejores narraciones, entre las que figura El espectro de Aleksandr Wolf (traducción de María García Barris), en narrativa del Acantilado.

El espectro de Aleksandr Wolf representa una inquietante historia sobre un suceso bélico que persigue al protagonista de la novela, quien queda asombrado por la lectura de un relato que narra la muerte que él había provocado en el frente cuando era un soldado asustado de 16 años de edad. Asunto resulta más inquietante al ser la supuesta víctima el autor de la macabra narración que va a constituir la fuente de la obsesiva búsqueda en un París cosmopolita, de singulares personajes y con la noche como fondo de un mundo en proceso de cambio pero escorado irremediablemente al caos. 




El caos está de principio a fin, y si bien El espectro de Aleksandr Wolf nada tiene que ver en la forma con la literatura del país de origen de Gazdánov, pues los bosques, estepas y unos personajes apegados a un tiempo convulso son sustituidos por las brumas de un pasado miserable que tiene continuidad en una ciudad cosmopolita. Un París que es sirve para adentrarnos en el desencanto del absurdo, en amores vehementes y la muerte que al final sirve para despejar la incógnita de un personaje contradictorio y obsesivo.